martes, 25 de noviembre de 2014

Me Negué

La sinfonía triste de mi corazón, la melodia de dolor que representa mi alma, no es culpable de haber amado, fue apresada por un cariño que nunca antes habia conocido. Ahora se niega al dejarlo ir, se acostumbró a su presencia, y en su querer se olvido del ayer.

¿Cuánto tiempo me negué a desechar estos sueños? En este presente tormentoso siento las cargas de ese esfuerzo que parece ser no correspondido. ¿Cuántas veces me negué a dejarte en el pasado? Sin lugar a duda no me quería despedir de tu sonrisa o de tu mirada, pero sucede que nunca me pertenecieron.

En el canto de sirenas, imagine tu voz, en la brisa de estas tardes de verano mis ilusiones vuelan y se fortalecen como la idea de que eran tus caricias, me conforme con amarte a lo lejos, apreciandote desde el pedestal que te tenia. Me negaba si quiera asimilar la idea de que esta historia habia llegado a su fin. Me tengo que adaptar, ahora, al hecho de verte sonreir con alguien mas, el soportar que alguien mas deslice sus dedos en tu piel, añorando la suavidad de su extensión como lo llegue a hacer yo.

Tantos recuerdos que quedaron nadando en los misterios de este corazón roto, tantas preguntas que se suman a las incógnitas de lo sucedido. Nos encontramos en un  "adios" tan fugaz que  a nuestras lágrimas no le dieron la oportunidad de caer. Me robó la esperanza esta distancia en la que nuestros antecedentes nunca existieron, se confundian con invenciones, se pierde la visión del espejismo de tu rostro.

Dime ahora ¿Cómo haré para dejar de soñarte? Cada noche como recuerdo de tu nombre, a cada instante como regresión de esta costumbre, incluso despierta para que no deje de sorprenderme. No será fácil, aun me niego dejarte atrás, no quiero y tampoco puedo.

Me alimentare de nuestras memorias hasta que mi mente olvide la grandiosa sensación que es estar a tu lado, me escondere en los buenos ratos hasta que no tengan mas validez en el tiempo. Quizás nunca lo deje pasar, pero mientras, lucharé con la constante de este amor, que me devora la calma y mi alma anhela verte otra vez; este que enciende en mi el deseo de unirme a tus labios por el momento eterno del sentimiento, las ganas de volver a perderme en tu mirada y de tus palabras volver a enamorarme.

Para todo corazón soñador existe el borde del delirio que son las pesadillas de esta realidad, en donde no hay diferencias entre la fantasía y la verdad.

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