He pensado tanto en ti que hasta he llegado a creer que dejé de existir, en tu ausencia se incrementa la impaciencia, en tu silencio aumenta el desociego, en la distancia se vuelve mayor mi desesperanza. ¿Qué me queda pensar?¿Que ya no me quieres? ¿Qué ya no me extrañas? Si esta es mi realidad, debo afrontarla con el mismo valor con el que afronte mi amor, si asi se encuentra tu corazón es mejor que me despedida del sinsabor de la espera.
Pero... y ¿si no fuese así? Si todavía viven en ti las palabras del ayer ¿Volverías a este querer? Podrías regresarme los segundos que se consumieron en la intriga, podrías devolverme los besos que se avecinan, podríamos estar juntos para ser felices como antes; como antes de que te fueras y dejaras mi alma a la deriva, e incluso mi espíritu lleno de incógnitas traicioneras, con dudas que arrebataron mi creencia y con el pesar del adiós. Sería como que si el tiempo jamás transcurrirá, congelados en la imagen eterna de mi recuerdo, envueltos en el espejismo de cristal que se vuelve la realidad, un viaje a lo más profundo de tu ser, descubriendo lo bello que es el querer; sería como lo soñamos, como muchas veces lo retratamos, juntos en un lienzo secreto.
Y ahora... regresamos a ese lugar en el que me pregunto ¿No me extrañas? ¿Acaso has encontrado otros brazos que te den mas calor que los míos? Quisiera poder escuchar que piensas del mismo modo de mi, como yo lo hago de ti, que has sentido mi ausencia, y que te ha herido tu propia conciencia. Si es así, si aún sientes eso por mi ¿Me dejarás ir? ¿Permitirás que el tiempo borre las marcas de mi amor?
Todo se resume... ¿No me extrañas?
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